Una cola de enormes proporciones llamaba la atención en la Jump Festa 2008, uno de los eventos navideños más esperados en el país del sol naciente. La versión de Dragon Ball para Playstation 3 y Xbox 360 era la culpable que centenares de japoneses se aglutinasen sin orden ni concierto para gozar de cinco minutos de gloria. Este era el tiempo que disponían los pacientes seguidores del popular anime y manga para comprobar el salto generacional del videojuego que Namco Bandai distribuirá en España a finales de 2008.

Después de una primerísima impresión, parece que Dragon Ball Z: Burst Limit vuelve al estilo jugable de la saga Budokai (al más puro estilo Street Fighter 2) y que las mejoras a nivel técnico son más que evidentes. Pero todo esto y otras características son casi irrelevantes. Simplemente se trata de un nuevo videojuego de Dragon Ball y punto.

Con una historia, un plantel de personajes tan popular y, en definitiva, una base de tanta calidad, en realidad, el reto sería hacer un videojuego absolutamente mediocre. Algunos dirán que podría explotar más las posibilidades que ofrecen las consolas de Sony y Microsoft, otros que es más de lo mismo con un lavado de cara, pero todos también sabrán que el éxito estará asegurado porque poder lanzar un ‘kamehame’ con la voz original de Goku ya es garantía de diversión.

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